martes, junio 13, 2006

Cuentos para Benjamin "El Marcianito Klotz" PARTE III- CAP III

III TOTO EN EL CENTRO

16:15 horas del 29 de Enero, Lorca recibe una llamada en su celular mientras atiende a un pequeño paciente en su consulta:
- ¡Amor, Toto está llegando al Centro en algunos minutos, vente rápido!
- Ok termino de ver a este bebé y parto

Serían las 16:45 cuando después de algunas dificultades en encontrar el Centro , hace su entrada la camioneta de la Institución de Gobierno, que acaba de incautar a Toto en la ciudad de Pichilemu, distante 200 Kmts de Santiago.
Una veintena de personas nos habíamos reunido para recibirlo y todos estaban en silencio, tensos y expectantes, un error en el manejo del primate y todo se podré perder. Cada uno sabía lo que debería hacer, con un profesionalismo impactante, todo se hizo correctamente.

- Trudi abraza con lágrimas en los ojos a la encargada de Gobierno que viene en la camioneta, quien también llorando le comenta:
- ¡ Lo logramos Trudi, lo logramos!...
- ¿ Y cómo fue el evento, demasiado traumático?
- Nada de eso contesta Rona, la periodista de TV que estaba cubriendo el reportaje. El profesionalismo de los funcionarios y de Carabineros, permitió que todo fuera limpio y transparente, pese a las grandes protestas del dueño del Circo King, se lo logramos incautar y ¡aquí estamos! ¡Es todo tuyo!.

En ese momento le flaquearon las piernas a Trudi, miró a Lorca, a la gente a su alrededor, y comprendió que la tarea comenzaba. Diez segundos le duró esta actitud a Trudi, levantó la vista y comenzaron las órdenes:
-¡ Instalen aquí la camioneta, bájenlo entre 6, preparen la anestesia, ¿están listos los veterinarios?, tensos minutos pasaron hasta que la acción comenzó aparentemente de forma muy maquinal, pero si hubiéramos medido la cantidad de Adrenalina que en ese momento había en los actores, a no dudar que llenábamos un recipiente de 250 ml.

-¡ Qué asco la jaula! ¿ y en ella estaba en el circo ¿ inquiere Trudi
- efectivamente y aún está con sus cadenas, collares, cuerdas etc. Contesta el funcionario.
- Guardaré toda la evidencia, agrega Trudi. Realmente era una caja de un metro cúbico aproximadamente, con barrotes en los cuales se pegoteaba material grasoso de muchos años, y en cuya base, las fecas del primate era lo más notorio y probablemente de una data de varios meses.
- ¡Ya Ale, procedamos! , sugiere el Veterinario del Zoo.
Durante la próxima hora ocurrió todo: anestesia, monitorear funciones vitales, desencadenar, examinar, limpiar lesiones, en fin, todo aquello que nunca se había hecho con Toto. Siempre estuvimos seguros que él tenía a los mejores profesionales junto a él, a los mejores periodistas, al mejor ingeniero, a los mejores constructores de la empresa de Sergei, a los mejores trabajadores y más que eso a la mejor rehabilitadora que podía tener: Trudi.

- En una hora Toto se encuentra en su nueva habitación y el despertar debe haber sido muy extraño para él, gente nueva, distinta, sonriente (ya es algo pensaría probablemente) y con una hamaca ¿será para dormir? Y¿ paja limpia en el piso?,y esa mujer crespita que llora y me mira con cara de ternura…. ¡Ahá, algo pasó después que tuve el último sueño…

No lo podíamos saber, pero sí pudimos interpretar que aquellas manifestaciones de tirar la paja para arriba, darse vueltas en el suelo, extender por vez primera la mano a Trudi, evidentemente no eran de pena, ni de ira, ni de nada malo, definitivamente extrañeza y quizá felicidad.

La vida de Trudi cambió nuevamente ese día, horas invertidas al lado de Toto, conociéndolo, regaloneándolo, entendiéndolo, casi conversando con él. Toto se dejaba amar. Era impresionante sus manifestaciones en la mañana cuando solamente le bastaba sentir la voz de Trudi, cuando bajaba de su camioneta, para comenzar con su agitación y ruidos vocales, más aún al acercarse y darle la mano, yo diría que sonreía…

Fueron meses de grandes emociones, desfiló gran cantidad de gente de toda condición que deseaba saber y conocer a Toto. Era sorprendente para Lorca observar a personas que se acercaban a Toto, lo miraban y silenciosamente lloraban. Realmente era sobrecogedor ver a ese gordo, simpático y aspecto de bonachón y saber luego que estaba castrado, con su dentadura cercenada parcialmente y con caninos con la pulpa expuesta, obeso, fláccido debido a la mala alimentación, y que aún era capaz de efectuar demostraciones de afecto. Pero, ¡ que no lo visitaran niños!, se tornaba otro, gritaba de distinta manera, claramente se enrabiaba, y si era posible tenerlas a mano, agarraba piedras y después de un balanceo hacia delante y atrás, por el lado de su cuerpo, las arrojaba hacia ellos con una potencia capaz de matar a alguno si recibía el impacto.
- Es que seguramente los niños le tiraban piedras contestaba Trudi , cuando alguien le pedía interpretaciones. Y más aún si los niños eran de cabello claro, era mayor su ira.
- Seguramente el hijo del domador era de pelo semejante, interpretaba Trudi.

Las anécdotas y emociones fueron muchas, algunas impensables, durante los meses que Toto vivió con Trudi, pero al menos una de ellas, que casi termina con el corazón de Lorca infartado relataremos.

19 horas de un día Viernes, casi oscureciendo y llega el momento de abrir el segundo compartimento, mucho más amplio que el que hasta ahora estaba Toto y que ya había terminado el grupo de trabajadores de Sergei además de los nuestros, es el momento que Trudi llama a Sergei y le pide autorización para abrirlo y permitirle a Toto entrar a este segundo hábitat, en el cual permanecería de día para dormir en el que estaba actualmente, al menos esa era la idea preconcebida.

- OK contesta Sergei, abran la compuerta yo estoy llegando al Centro.
La tensión era inmensa, estaba Lorca, Trudi, un grupo de 5 voluntarios dirigidos por Carli, tres trabajadores y la veterinaria Lorena con su pareja Raul.

- ¡ Ya Juan! Grita Trudi a su empleado, Sergei dice que revisó todo en la mañana y dio autorizó abrir.
- ¡Alla vá!

Fueron minutos de terrible emoción: Toto sale desde su dormitorio, observa a su alrededor, ve y analiza en 20 segundos la estructura de 5 mts por 8 mts y 10 de alto, con gruesos pilares de madera, una reja tensa y fuerte. Golpea con sus manos los pilares, palpa los candados, la cerradura y mueve la cabeza, se sienta, mira hacia la altura y probablemente visualizando algo especial (¿su instinto?, inicia su trepar por alguno de los postes. Llega a las alturas, desprende una de sus manos y comienza a palpar la malla en el lado oriente de la jaula, percibe en 10 segundos que un paño de reja cae desde el techo hacia una de las paredes aproximadamente un metro y al mismo tiempo traslapa a un segundo paño de malla que parte desde ahí hacia el piso. Comprender que entre el paño superior y el que desciende, no había una costura de alambre, sino sólo el traslape, le costó unos 15 segundos más el discurrir la idea, con un pie empuja la malla superior, con su mano, en sentido contrario tracciona la inferior, y desplaza su cuerpo entre ella para pasar hacia el techo de una construcción anexa que prestaba su pared para enclavar dichos paños de malla, y ¡ Afuera!

- ¡UHH! Fue la exclamación que se escuchó en todos.
Lorca sintió fuertes los latidos de su hipertenso corazón, Trudi lo miró pidiendo

-¡Haz algo!,… Huevones, no cocieron la malla como les dijo Sergei!
Fueron minutos de miedo… Toto se desplazó hacia la reja del Centro, sin problemas pasó por sobre ésta y llega hacia la calle.

Lorca lo sigue, lo observa en un minuto de indecisión Toto tenía dos opciones: una era bajar por la calle hacia el sector del río y extraviarse en la oscuridad de la noche que ya se dejaba caer, o remontar la calle y dirigirse hacia la vía principal y enfilar hacia el centro del pueblo. Prefirió esta segunda.
Los voluntarios ya habían tomado cordeles, Trudi había preparado los dardos anestésicos. Lorca toma su auto y lo atraviesa en la calle intentando hacerlo volver y que no aparezca en la arteria principal, pero fue en vano, Toto se sube a la vereda y pasa libremente caminando unos treinta metros!!. Se acerca aun canal de agua y uno de los voluntarios decide tratar de aplicar un lazo en su cuello, Toto le da un golpe de mano con resultado que casi Carli, el voluntario cae al canal y Toto continúa caminando ya en la calle principal. Autos, buses y camiones, ya se aglomeraban. Trudi había logrado insertar un dardo en su cuerpo pero aparentemente hasta ese momento, dos o tres minutos no lograba efecto. Preparó y lanzó un segundo. Gente de una camión intentaron atravesar el vehículo y acorralarlo en parte. Pero Toto seguía caminando ya presentando aparentemente algo de efecto de sedación. Treinta vehículos y un grupo grande de gente disfrutaba del espectáculo. Carabineros se hace presente, no muy motivados, sólo consultan por cual era el problema, lo toman de una manera bastante liviana. Bromean algo, y uno de ellos anuncia en forma casi displicente.
- Bueno, si causa algún problema, le disparamos un balazo… Afortunadamente Trudi no los escuchó, sino que se afanaba en observar a Toto, que a estas alturas, ya algo mareado, había permitido que un cordel rodeara su cuello, en ese momento atraviesa la calle hacia el sector de la piscina municipal del lugar y se sienta en el suelo con su cabeza algo tambaleante, para después revolcarse en la tierra. A esas alturas gran cantidad observaba, incluso la Guardia Ciudadana había concurrido con una camioneta en la cual, una vez anestesiado Toto, se pudo transportar amarrado con sendos cordeles, ¡ Ya no daba pelea!, su aventura había terminado, por 40 minutos deambuló por Peñaflor, observó a la gente y ahora nuevamente yacía en su dormitorio, no sin antes herir a Carli, a Laine, otra voluntaria, y casi matar de un infarto a Lorca.


Pasaron los meses en que cada día Trudi se compenetraba más con Toto, a tal punto de en algunas ocasiones le confidenció a Lorca:
- Amor, ¡ de repente me dan ganas de idear algo y dejar a Toto en Chile, se ve tan integrado a nosotros, está tan bien…; es necesario relatar que a estas alturas ya se había intervenido de sus dientes, crecía pelo en su cuerpo nuevamente, bajaba de peso, adquiría masa muscular y jugaba con los visitantes, a quienes claramente distinguía como sus amigos, gran diferencia con los visitantes del circo, quienes le gritaban groserías, le daban cigarros, cerveza, en fin : era otra vida. Sin embargo pudo más el objetivo final que Trudi se había propuesto, después de muchas lecturas, la fecha del viaje quedó fija, 15 de Noviembre, Santiago-Sao Paulo (Brasil), Johannesburgo (Sud Africa), Lusaka (Zambia) en avión , tres trasbordos , para luego 12 horas en camión desde Lusaka a Ndola, Chingola y finalmente una hora de selva al refugio de Chinfunshi.

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